La Rinosporidiosis es una enfermedad infecciosa no contagiosa, común de los animales y el hombre, de curso crónico y de ubicación externa. El agente causal es un hongo acuático el Rhinosporidium seeberi.
Esta enfermedad tiene una variada distribución, presentándose con mayor frecuencia en zonas cálidas y húmedas.
A pesar de que aún no está definida su cadena epidemiológica, se considera al agua y suelos contaminados como fuente de infección.
No se conoce todavía el mecanismo de transmisión pero se estima que por contacto directo de mucosas y piel con lugares contaminados.
Son susceptibles los equinos de cualquier edad, pero con preferencia los machos y adultos. También lo son otros animales domésticos, salvajes y el hombre.
El cuadro clínico se caracteriza por la formación de lesiones verrucosas, pólipos o papilomas muy vascularizados de color rosado que asientan principalmente en mucosa nasal, pero también se puede ubicar en faringe, laringe, conjuntivas, vulva y pene.
La formación descripta es blanda y friable con una superficie lobulada con aspecto a “coliflor”, puede estar acompañada de espistasis nasal unilateral, descarga mucopurulenta.
De acuerdo al tamaño de los pólipos y si se encuentran en mucosa nasal se puede escuchar una respiración dificultosa y en ocasiones obliterar en gran medida el conducto nasal, habitualmente solo afectar a una de las cavidades nasales.
Si asienta en mucosa conjuntival, puede dificultar la visión, lo que conduce a una alimentación deficiente y por ende a disminución de peso.
La complicación más importante radica en que los pólipos externos se pueden exponer a lesiones lo que conduce a pequeñas hemorragias y complicaciones con miasis.
El tratamiento por excelencia es el quirúrgico, teniendo cuidado que sangra en forma profusa.
Es posible la recidiva luego de la extirpación.
Esta enfermedad tiene una variada distribución, presentándose con mayor frecuencia en zonas cálidas y húmedas.
A pesar de que aún no está definida su cadena epidemiológica, se considera al agua y suelos contaminados como fuente de infección.
No se conoce todavía el mecanismo de transmisión pero se estima que por contacto directo de mucosas y piel con lugares contaminados.
Son susceptibles los equinos de cualquier edad, pero con preferencia los machos y adultos. También lo son otros animales domésticos, salvajes y el hombre.
El cuadro clínico se caracteriza por la formación de lesiones verrucosas, pólipos o papilomas muy vascularizados de color rosado que asientan principalmente en mucosa nasal, pero también se puede ubicar en faringe, laringe, conjuntivas, vulva y pene.
La formación descripta es blanda y friable con una superficie lobulada con aspecto a “coliflor”, puede estar acompañada de espistasis nasal unilateral, descarga mucopurulenta.
De acuerdo al tamaño de los pólipos y si se encuentran en mucosa nasal se puede escuchar una respiración dificultosa y en ocasiones obliterar en gran medida el conducto nasal, habitualmente solo afectar a una de las cavidades nasales.
Si asienta en mucosa conjuntival, puede dificultar la visión, lo que conduce a una alimentación deficiente y por ende a disminución de peso.
La complicación más importante radica en que los pólipos externos se pueden exponer a lesiones lo que conduce a pequeñas hemorragias y complicaciones con miasis.
El tratamiento por excelencia es el quirúrgico, teniendo cuidado que sangra en forma profusa.
Es posible la recidiva luego de la extirpación.